En internet hay dos tipos de datos personales, los que publicamos, libremente, y los que generamos incoscientemente. Entre los segundo se encuentra el ratro que dejamos a nuesto paso por el ciberespacio.
Las páginas que visitamos, las descargas que hacemos o las búsquedas que realizamos se quedan grabadas en los "cookies" de nuestro ordenador y se convierten en una fuente de información para posibles "lanzadores" de publicidad adaptados a nuestro perfil. Unidas a la información que publicamos libremente, por ejemplo en una red social, las empresas asociadas a publicidad logran fácilmente situar al usuario dentro de un colectivo propenso a recibir anuncios. En las redes sociales, las empresas externas pueden acceder con más facilidad a los gustos de los usuarios.
G/U/CAMPUS EL MUNDO 23/NOVIEMBRE/2011.
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